Cric, crac, cruc… ¡Por mil quesos de bola! ¡Me cruje todo el cuerpo, desde el hocico a la punta de la cola! ¡Estoy fundido como un lonchita de queso! Seguramente os preguntaréis por qué, amiguitos. Cómo podría decirlo… se trataría de un efecto secundario de la primavera. Voy a explicarme mejor.
El fin de semana pasado tenía un plan morrocotudo: me despertaría con los rayos de sol que entrarían por la ventana y me levantaría cuando mi cuerpo dijera basta de estar en la cama; me prepararía un desayuno de esos que te hacen relamer los bigotes a base de mermeladas, tostadas calentitas, té al gorgonzola calentito y un zumo de naranja recién exprimido; leería tranquilamente el Eco del Roedor para informarme de las últimas noticias en mi sofá favorito; me acicalaría el pelaje con el burbujeante champú aromatizado al queso gruyere que reservo para días especiales; saldría a dar un paseo por Ratonia, que se vuelve preciosa en esta época del año, deleitándome con el piar de los pájaros; visitaría la coqueta tienda de víveres de mi querido amigo Rataez Golosinis para que me sugiriera un menú para el mediodía; y volvería a casa para meter los bigotes en el ratoseller que tengo entre las patas. ¡Por mil mozzarellas! ¡Iba a ser una jornada superratónica!
Yip yip… peeeero, los planes dieron un giro de 360 grados. Cuando estaba soñando en un mundo relleno de queso, un estrepitoso golpe en la puerta me sacó del sueño y me despertó. “¡Geronimo! ¡No seas gandul! ¡Arriba, que el monte nos espera!”, dijo una voz que creí familiar al otro lado de la puerta. Me froté los ojos, pensando que quizá aún estaba soñando pues fuera era aún noche cerrada, pero de repente se sumó otra voz: “¡Hermanito, vamos, no te hagas el remolón! Que nos tienes aquí esperando…”, dijo otra voz. Me acerqué a la puerta y, al abrir, vi a un par de ratones vestidos como si fueran a subir el Monte Everest. “¡Por mil gatos pirata! ¿Tea? ¿Hiena? ¿Qué estás haciendo en mi casa? ¡¿Por qué me despertáis si es sábado?!”, dije con un hilillo de voz aún medio dormido. “Geronimo, acuérdate que me encargaste un reportaje especial sobre el florecer de la primavera en el Valle de las Secuoyas Gigantes, ¡y tú nos acompañarás en esta emocionante aventura!”, exclamó mi hermana Tea con su habitual energía.
Me vestí con mi equipamiento de montañero y les seguí en una larguísima caminata por el valle. Fue precioso, lo reconozco. Tea hizo fotos de flores, árboles y montañas, mientras mi amigo Hiena aprovechó para ponerse en forma. ¡Pero me quedé molido! ¡Ahora tengo agujetas por todos lados!
¡Yip yip! Esta excursión primaveral me recuerda que dentro de poco debería salir una edición especial de El Eco del Roedor con artículos y dibujos inspirados en la primavera hechos por vosotros, amiguitos! ¿Os animáis a participar!
¡Rápido! ¡Poneos patas a la obra y mandadme vuestras creatividades lo más pronto posible!
Un abrazo quesero
Geronimo Stilton
Comentarios
lu artista
Publicado
2018-04-15
guayme encanta tu super articulo RATOBLOG DE GERONIMO yo tambien me esforzare para hacer mi rato articulo
VioletMiriam
Publicado
2018-04-14
Creo que tercer coment
Ya escribí un artículo, una poesía Stilton me la invente yo y espero que la publique pronto.....
gemitina
Publicado
2018-04-13
¡primer comet! creo...
Ratita pianista
Publicado
2018-04-13
Me encantaría participar pero no sé si tengo tiempo. Primer coment