¡Unas vacaciones Stilton!

¡Por mil quesos fundidos! ¡Qué calor asfixiante hace en Ratonia, amiguitos! Os doy mi palabra de roedor que si colocáramos una loncha de queso en el asfalto, ¡se derretiría tan rápido como un cubito de hielo en una taza de té recién hecho! Hace unos días se estropeó el aire acondicionado de la redacción de El Eco del Roedor y tuve que recorrer a una solución de emergencia: coloqué un gran barreño de agua fría debajo de la mesa de mi despacho, me arremangué los pantalones hasta las rodillas y hundí el pelaje de las patas en el agua. ¡Yip yip, qué fresquito se estaba! Fue así cómo logré escribir el artículo que estaba preparando sin que me cayeran goterones de sudor encima del teclado.

Este mediodía, me dirigía a mi casa buscando la sombra, absorto en mis pensamientos, para zamparme un suculento pastel de queso que preparó mi tía Margarina cuando, de repente, algo llamó mi atención. ¡Qué silencio tan sofocante! Alcé el hocico del suelo y me percaté de que las calles de la ciudad estaban absolutamente vacías de ratones, apenas circulaban coches por la carretera y muchas tiendas tenían las persianas bajadas. También el restaurante del prestigioso chef Ratonez Raviolus, que acostumbra a estar abierto los siete días de la semana.“¡Por mil mozzarellas! ¡¿Es que ha llegado el fin del mundo y no te has enterado, Geronimo?!”, dije en voz alta.

Me fijé entonces en el cartel que había pegado a la puerta. Con una letra de caligrafía exquisita, podía leerse lo siguiente: “Cerrado por vacaciones. Estamos remojándonos el pelaje en la playa. Volvemos en unos días para seguir creando recetas para relamerse los bigotes”. Miré en el siguiente establecimiento, la coqueta floristería de Ratoleta de Geranius, y en vez de sus esplendorosas macetas repletas de flores había un letrero enorme que decía así: “Cerrado por vacaciones. Me he marchado al Valle de las Secuoyas en busca de nuevas plantas”. Recorrí ambos lados de la calle y en todos los sitios me topé de morros con el mismo estilo de cartel. ¡Mi cara no podía ser más de asombro, amiguitos! ¡No es que hubiera habido una invasión de gatos pirata, no, no, no, sino que los ratones habían cogido sus maletas para disfrutar de sus vacaciones de verano! ¡Pero cómo no me había dado cuenta de que ya estamos en agosto!

Cuando regresé a El Eco del Roedor, comuniqué a mis colaboradores que nosotros también debíamos disfrutar de nuestro merecido descanso anual. “¡Con este bochorno se derriten hasta las ideas!”, les dije. “¡Morrocotudo!”, exclamaron al unísono. “Además, si no hay nadie en la ciudad, tampoco habrá noticias qué cubrir. Y si por un casual hubiese una información súper importante, yo llevo mi ordenador portátil siempre conmigo”, añadí.  

Así que esta noche me he preparado una maleta con cuatro cosas básicas (un bañador, gafas de sol, gafas de buceo, crema solar, una camisa de manga corta, un pantalón corto, mi pijama de quesos y un neceser) y saqué un billete de tren por internet. Ya me estoy visualizando tumbado en una hamaca, saboreando un delicioso zumo tropical: ¡Yo también empiezo mis vacaciones!

¡Por mil quesos de bola! Eso significa, amiguitos, que quizá los compañeros de la Redacción de la Página Web no puedan mirar vuestros morrocotudos comentarios, ratolibros y artículos superratónicos tan a menudo como de costumbre. Es por ello que os querría pedir un poco de paciencia. ¡Meteré mi hocico en la web siempre que me sea posible para disfrutar de vuestras superratónicas creaciones!

¡Aprovechad el verano para dar rienda suelta a vuestra pasión por la escritura! Y no dejéis de divertiros retando a vuestros amigos de la ratocomunidad a los juegos de la web, mandando vuestros dibujos a través de la sección Dibuja. o comentando los libros veraniegos de los ratoncitos en Escribe Superratónico.

¡La diversión Stilton es infinita!

Palabra de Stilton, de Geronimo Stilton