¡Espero vuestros artículos y dibujos inspirados en la Navidad!

Queridas virutitas de parmesano,

¡Tengo el pelaje erizado como el de un puerco espín y los dientes me castañean tan fuerte que podría partir cáscaras de nuez por la mitad! ¡Por mil quesos de bola! ¡Qué frío tan gélido hace hoy en Ratonia! Parece que el invierno se ha adelantado unos días, ¿verdad?

Cuando esta mañana a las 7 h en punto ha empezado a zumbar el despertador he notado el frescor en los morros y me he tapado la cabeza hasta las orejas. ¡No quería salir de debajo del edredón, tan mullidito! Me sentía allí como un queso derretido… Sin embargo, se me despertó la voz de la consciencia, o mejor dicho, se me vino a la cabeza el ronquido de voz del abuelo Torcuato tirándome de las orejas y recordándome que al director de El Eco del Roedor no se le pueden pegar las sábanas… ¡Y, voilá, salté de la cama de un rebrinco! ¡Casi me doy de morros contra la alfombra!

Salí de la habitación y apenas entraba luz entre las cortinas. La casa solo estaba iluminada por las lucecitas del árbol de Navidad, que se ponían en marcha automáticamente a esa hora de la mañana. ¿Sería aún de noche? Saqué el hocico por la ventana y una densa y húmeda niebla me remojó los bigotes. El sol casi no se veía y un manto blanquísimo recubría los tejados de las casas de mis vecinos y las calles. ¡Por mil mozzarellas! ¡Había caído la primera nevada de la temporada en la ciudad! ¡Por eso hacía tanto frío!

Pese a lo congelado que me sentía, no pude evitar que se me dibujara una sonrisa en la cara. ¡Me encantaba la nieve! ¡Me recordaba a cuando era un ratoncito y me deslizaba en trineo por las colinas del parque central de Ratonia!

Miré emocionadísimo las noticias y todos los periódicos digitales, incluido El Eco del Roedor, abrían su portada con esta morrocotuda noticia y publicaban imágenes de los más invernales que habían mandado los lectores más madrugadores. ¡Qué buen trabajo realizaban mis compañeros del turno de noche de la Redacción!

De repente, pensé que sería fabuloso si nevaba también el día de Navidad. ¡Este año, poder celebrar esa fecha tranquilamente en casa, con la chimenea puesta, vestido cómodamente con un abrigado jersey de lana, escuchando música de fondo y viendo caer los copos de nieve sería un obsequio maravilloso!

Mientras observaba el carrusel de imágenes en el ordenador, a la vez que sorbía mi café matutino envuelto en mi batín estampado de agujeros de gruyere, me llamó la atención una fotografía de una playa tropical repleta de palmeras. Torcí el morro. ¿Acaso se habría colado de alguna galería de imágenes del verano? Me fijé bien en el pie de foto y el lector que la había mandado explicaba que el “invierno” también había llegado allí donde él vivía… ¡y que gracias a estar a una temperatura de 30º grados pasaría la Navidad en bañador y chapoteando en el agua del mar!

¡No exagero si os digo que derramé el café por la sorpresa! Yip yip… ¡Una Navidad en bañador! ¡Qué experiencia tan morrocotuda…! ¡En lugar de un panetone, tomarse de postre un helado de turrón, y en vez de bufandas regalarse unos shorts!

Entonces caí en la cuenta que entre los ratoncitos de nuestra comunidad hay muchos que sois de países del hemisferio sur y que, por lo tanto, vuestras vacaciones de Navidad son muy diferentes a las vacaciones de Navidad de los ratoncitos que estamos en el hemisferio norte. ¡Allí cuando es invierno es verano y viceversa!

Así es que se me ha ocurrido una idea superratónica: ¿por qué no me mandáis vuestros artículos de Navidad para El Eco del Roedor explicando cómo pasaréis las Navidades unos y otros? ¡Ya sea montando muñecos de nieve o construyendo castillos de arena! ¡Conocer las costumbres navideñas de cada país sería una oportunidad de aprender maravillosa para todos! ¡¿No opináis lo mismo, amiguitos?!

Además, para esta edición especial de Navidad, me gustaría que pudieras compartir con toda la comunidad ideas morrocotudas de obsequios hechos por vosotros, recetas de vuestras comidas navideñas favoritas, propuestas de juegos con los que poder divertirse en familia, ¡y todos aquellos consejos y deseos que queráis que se cumplan! ¡Y si preferís hacer y mandar un dibujo inspirado en la Navidad, por supuesto que también me zumbarán los bigotes!

¡No esperéis más y poneos ya patas a la obra para escribir vuestro artículo navideño o dibujar una morrocotuda escena navideña! Algunos de vosotros ya habéis mandado vuestras propuestas. ¡Tenéis hasta el próximo día 23 de diciembre para enviar todas las que queráis a la redacción para que pueda ser escogida para publicarse en la próxima edición especial de El Eco del Roedor!  

¡Será para relamerse los bigotes!

Un ratonil abrazo