Consejos para escribir libros de bigotes

¡Ay, ay, ay! ¡Cómo me duele el pelaje! ¡Ay, ay , ay!

Lo siento, queridos bocaditos de parmesano, ¡ni siquiera os he saludado! Me estaba preparando una mascarilla de ricotta fresca y hierbas silvestres (receta de mi querida tía Lupa) para refrescar mi pobre pelaje…

Estas últimas semanas han sido realmente intensas: presentaciones de libros, entrevistas, inauguraciones, reportajes por terminar antes de irme de vacaciones… ¡Tenía los bigotes erizados del estrés! Es por esta razón que decidí que ayer por la mañana me había ganado un día de relax en la playa de Ratonia. ¡Hacía un día realmente espléndido!

En un abrir y cerrar de ojos me preparé la bolsa: bañador, toalla de playa, sombrilla, mi libro favorito (¡me encanta leer en la playa!), protector solar (¡es muy importante proteger la piel de los rayos del sol!), una pelota para jugar, un chaleco salvavidas inflable (¡por si acaso!), aletas, chanclas… yip, yip, ¡no había olvidado nada! Subí a mi bicicleta y fui a buscar a mi sobrino Benjamín y a Trampita. ¡No cabía en el pelaje de la emoción!

¡Pasamos un día morrocotudo todos juntos! Jugamos al fútbol, hicimos competiciones de natación en el mar, construimos un castillo de arena gigantesco, conocimos a nuevos amigos… En un momento dado, sin embargo, apareció (mi casi novia) Tenebrosa Tenebrax que, nada más verme, pegó un brinco tan alto como tres colas.

“Lonchita, ¿qué te ha pasado? ¿Por qué tienes el pelaje tan rojo? ¡Mira de qué color tienes el hocico! ¿Pero no te has puesto el protector solar? ¡Lonchita, estás rojo como un pimiento!”, exclamó.

¡Por mil mozzarellas! De hecho, durante algunas horas sentí una vaga quemazón en toda la piel… De repente me entraron las dudas, así que cogí el bote de crema solar para comprobarlo bien y… ¡Por todos los quesos ahumados! ¡Lo que había traído conmigo no era el protector solar, sino aceite hidratante para piel estresada! ¡Yip yip! ¡Qué desastre! En vez de protegerme del sol, el aceite había provocado que me pusiera completamente rojo, desde las puntas de las orejas hasta las patas… ¡Y ahora aquí estoy, con las patas sumergidas en un recipiente lleno de hielo, compresas calmantes de aloe vera en la cabeza y el ventilador a tope! Este contratiempo, sin embargo, no me ha desanimado más bien me ha dado una idea para un nuevo libro, así que me pondré patas a la obra de inmediato (en realidad, después de las vacaciones).

Hablando de libros, últimamente estáis inspiradísimos y estáis escribiendo un montón de libros y comentarios. ¡La sección Escribe Superratónico está súper activa! ¡Sois unos verdaderos ratoescritores de inspiración ratonil! ¡No puedo parar de leer vuestras historias! Esto me ha hecho pensar en que sería interesantísimo si me mandarais artículos en los que dierais al resto de ratoncitos de la comunidad vuestros consejos ratoniles para escribir ratosellers para relamerse los bigotes y los contrabigotes.

¿Qué os parece la idea, amiguitos? ¡Venga, poneos patas a la obra para escribir vuestros artículos de consejos! Y si ya estáis inspirados, enviadme vuestro ratolibro. ¡No puedo esperar a leer vuestras historias y artículos!

Geronimo Stilton