¡Mandadme vuestros artículos de primavera para El Eco del Roedor!

Queridos trocitos de gorgonzola,

¿Notáis como yo que hay algo nuevo y diferente en el ambiente? Los días son más largos y los cielos más azules, el sol va calentando cada vez más el pelaje (aunque la brisa sigue siendo un poco fresca) y el perfume de las flores inunda toda la ciudad de Ratonia. ¡Por mil quesos de bola! ¡Efectivamente, la primavera ha llegado para quedarse! ¡Y yo me siento rebosante de energía, amiguitos!

¡Yip yip! Como sabéis, no soy un ratón demasiado deportista, pero la otra mañana me desperté mucho antes de que sonara el despertador. ¡Me sentía con un montón de ganas de empezar la jornada! Cuando abrí la ventana, vi que el día era tan radiante que no me lo pensé demasiado y me calcé las zapatillas de deporte, una camiseta y unos pantalones cortos, ¡y salí trotando de casa para entrenar un poco! ¡Sí, amiguitos, habéis leído bien! Yo, Geronimo Stilton, que soy un ratón de gustos más bien tranquilos, decidí que debía ponerme un poco en forma. ¡Así que corrí hasta el Jardín Botánico para llenarme de energía!

Durante ese extraordinario y primaveral entrenamiento matutino me encontré con mi amigo Hiena, un ratón que está siempre en forma y tiene unos músculos de hierro. Se sorprendió al verme pero me animó a ir con él cada mañana a entrenar un poco. Como soy tan prudente, no me atreví a decirle que no pero debo confesaros que cuando se topó conmigo yo me parecía más a una loncha de queso fundido que a un atleta: estaba sudado desde el hocico hasta la punta de la cola, las patitas apenas me respondían y la camiseta me caía por los hombros. Empezaba a dudar de que aquello hubiese sido una buena idea…

Al llegar a casa me metí en la ducha y me revitalicé con un superratónico baño de espuma al aroma de fondue, canturreando mi canción preferida: ¡Mil burbujas de fondue! Me sequé el pelaje con la toalla, después me peiné los bigotes y los ricé delicadamente, para finalmente envolverme en una delicada nube de perfume quesero. ¡Y, aunque me dolían los pies, la cola e incluso el pelaje, me sentí un ratón nuevo! Y así de contento y con una sonrisa de oreja a oreja me fui hacia la redacción. Y me sentía tan feliz y orgulloso que, de camino a la oficina, paré en la pastelería de Crosantoni para encargar una bandeja de pastitas de queso de oveja espolvoreadas con virutitas de chocolate para compartir con todos los compañeros de la redacción. ¡Por mil mozarellas! ¡Nos los zampamos de un suspiro!

Como os iba contando, me siento tan pletórico gracias a la primavera que últimamente estoy con el hocico metido entre libros y artículos porque tengo un montón de proyectos en marcha. ¡Os doy mi palabra de roedor de que os iré informando a medida que vayan saliendo a la luz! ¡El más reciente y uno de los que seguramente estaréis esperando todos los ratoncitos de la web es una edición especial de primavera de El Eco del Roedor con vuestros morrocotudos artículos! ¡Es por ello que me gustaría pediros que me mandarais los artículos más primaverales que se os ocurran para poder compartirlos próximamente en una edición especial de El Eco del Roedor que publicaré en el ratoblog! Tenéis de tiempo hasta el próximo 14 de abril.

¿Qué os parece, ratoncitos? ¡Haced clic en la sección Escribe y poneros patas a la obra para inspiraros en la primavera!  

¡No quepo en el pelaje de la emoción por leerlos!

Vuestro amigo

Geronimo Stilton