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  • Data: 18 Abril 2012
  • Ciutat: El Mundo

«Todos lloran al ver la obra, es magia»

Ángel Llàcer calza ahora 10 años más que cuando le vimos ganar su personal Operación Triunfo. «¡Yo ya no estoy para fotos raras, eh!», advierte al periodista. Pero eso es sólo al principio. Cuando se suelta, cuando lo da todo, es evidente que los años sí han pasado en balde en algún aspecto: que no le han robado la ilusión por el espectáculo.

Ahora se atreve a dirigir la versión musical del mayor éxito editorial infantil, a excepción de Harry Potter.

Se trata de Geronimo Stilton, un ratoncito periodista, protagonista de una saga literaria, que se sube al escenario del Teatro La Latina camino del mundo de la fantasía arropado por una bruja que no da miedo, Belinda Washington. Es puro teatro pata negra para los más pequeños.

Pregunta.—Cuéntame...

Respuesta.—[Interrumpe al periodista, cantando] Cómo te ha ido, si has conocido la felicidad...

P.—¿Cómo le ha ido a usted con Geronimo Stilton en Barcelona?

R.—Muy bien. Nunca se sabe lo que va a pasar, pero nos lo hemos tomado muy en serio.

P.—Tomarse en serio un trabajo para niños...

R.—Siempre hay una sospecha de que si se trata de un espectáculo infantil el nivel de exigencia y de calidad es menor. En ningún momento hemos pensado así. Hemos tratado a los niños como adultos.

P.—Y eso, ¿en qué se nota?

R.—En que no les tratamos como si fueran tontos. Hay historia, hay tramas. Pasan cosas de amor, de desamor, conflictos, de amistad, de malos entendidos...

P.—¿Eso es porque los pequeños de ahora son distintos?

R.—Los niños son distintos porque consumen más rápido, como todos nosotros. Necesitan cambios continuamente, porque no pueden estar pendientes de una caja de cartón durante tres horas. Los niños, si se aburren, se levantan y se van.

P.—El reto es que no lo hagan.

R.—El reto es doble: mantener la atención de los niños y que guste a los padres. Quien compra la entrada es el padre o la madre, que saldrán satisfechos si su hijo ha disfrutado y ellos también.

P.—¿Disfruta convirtiendo a Belinda Washington en una bruja?

R.—Trabajar con Belinda es estupendo. Lo único que le he pedido es que ella sea una bruja que no le dé miedo a los niños.

P.—Una bruja de mentira.

R.—En mis espectáculos todo es positivo, no quiero que nadie se enfade o tenga problemas.

P.—Un poco difícil con los niños de hoy en día...

R.—Funciona. Los niños siguen siendo niños.

P.—¿Y los mayores?

R.—Los mayores lloran.

P.—¿Y usted?

R.—Yo lloré mucho. Pero ahora ya no [risas].

P.—¿Tan mal iban las cosas?

R.—No. Esto del llorar es muy divertido. Cuando alguien nuevo ve la obra, llora. Belinda lo vio y se puso a llorar. El nuevo regidor lo vio, y lo mismo. No por nada malo, sino porque la magia te pasa por dentro y te emociona mucho.

P.—¿Será que echamos de menos ese mundo de fantasía en el que las brujas no dan miedo y todo acaba bien?

R.—Yo creo que cada uno tiene que crear su propio mundo de la fantasía. Geronimo Stilton nos recuerda todo eso.

P.—¿No le dan ganas de subirse al escenario?

R.—Lo he hecho, no le voy a contar en qué circunstancias.

P.—No se haga de rogar.

R.—Un actor se puso enfermo y lo tuve que hacer yo. Fue divertido.

P.—¿Qué queda de aquel Ángel de Operación Triunfo?.

R.—Tengo 10 años más. Este Ángel es más tranquilo, ya no grita tanto.

P.—Imposible.

R.—[Risas] No he gritado preparando Geronimo Stilton. Nada, nada. Pero sigo intentando transmitir la energía, que es lo que la gente se lleva a su casa.

P.—Dígales a los papás y mamás por qué hay que ver su obra.

R.—Porque el mundo de la fantasía existe. Yo les recomiendo que vuelvan a visitarlo y que saquen el niño que llevan dentro. Que vengan a descubrir si aún tienen ese niño dentro.

Geronimo Stilton World
Geronimo Stilton World
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